viernes, 17 de julio de 2015

Times are changing.

No sé quién sigue aquí, quién se ha ido. No sé quién ha vuelto, y quién se ha vuelto a ir.
Yo he querido volver muchas veces, pero llegaba y no sabía qué poner. Me reconocía a medias. Y lo dejaba.

Este ya no es mi sitio, pero tengo otro nuevo, por si alguno de los de siempre todavía se acuerda de mí.
Aquí estoy ahora, pasaos (os invito):

https://sobreviviraserunafriki.wordpress.com/2015/07/17/vuelta-a-las-andadas/

No sé cómo seguir desde Wordpress, pero lo averiguaré si queda alguien. Eso sí.no sé cuánto tiempo tendré, no sé nada, como de costumbre. Así que no haré promesas que no puedo cumplir.


Paz, amor, y Rock and Roll.


PD: Apropiación sin permiso de Rose, aunque no creo que le moleste! ^^

domingo, 14 de octubre de 2012

No quedan cereales.

(Con Copyright)


“No sabes que es el rock and roll hasta que tomas las drogas suficientes”, era su frase favorita, igual que “mi tiempo vale más que dinero”
Pero llegó “no quedan cereales”, y rompió a llorar. Fue ahí.
La realidad nos había alcanzado, y éramos como todos los demás. El alquiler se paga, como la comida y el tabaco; los excesos pesan. Borracheras, resacas y falta de sueño. Consumíamos la vida con hambre canina, sin masticarla y sin entender que hay un máximo de sensaciones que podemos experimentar. Todo, nos pasó factura a los nervios. Estábamos desquiciados.
Queríamos una vida auténtica, pero nuestro cuerpo no estaba preparado para ello. Así que íbamos con los nervios de punta. Y discutíamos borrachos y follábamos. Discutíamos de resaca y sus gritos eran mazazos en mi cerebro. Yo subía la música. No cabíamos ni en nosotros mismos. Apocalipsis en 45 metros cuadrados. Y salíamos a la calle a seguir echándonos cosas en cara. Hasta que nos nacían los besos del estómago de tanto arañarnos el corazón. Luego, vuelta a empezar.
Lo peor eran los domingos por la mañana, cuando aparecía el mundo real y el suelo lleno de latas de cerveza caliente con ceniza.
Y ese domingo, con los ojos llorando de tanto vomitar, vi a aquellas señoras mayores que se iban a misa de doce, y no pude mirarme al espejo. Encendí un cigarro. Supe que no aguantaría una próxima vez. Así que cogí mi chupa y me fui sin decirle nada. Nos salvé la vida. 



PD: Y unos meses más tarde, trataré de resucitar esto; ya que fui yo quien lo enterró. Mea culpa.


Maloles.

viernes, 11 de mayo de 2012

4th time around





Ayer tuve una pesadilla, triunfé yendo de conquista. Una chica explosiva, pechos desproporcionados, guardabarros de lujo y pintalabios “rojohoyvoyacomerte”. Contra todo pronóstico se me acercó desde la otra punta del antro y se mordió el labio inferior. Si sus ojos no hubieran brillado tanto, me habría perdido en su escote.

Aparecimos en mi casa, yo desnudo, muy hombre; ella de rodillas sobre el mar de madera, esperando... y no pude. Vi una foto en la pared con un marco brillante. Salías tú, herida, tullida, triste ¡Yo qué sé! Pst... Ni siquiera tengo fotos tuyas. Y no pude, le expliqué que tenía novia, disculpa por la etiqueta, al fin y al cabo es un sueño, ¡a saber qué coño quería decir! Y montó la escena, y yo recibí los golpes. Me echó del apartamento a la calle, me sentía sucio y sólo pensaba en volver a tu casa. ¡Joder! ¡Ya no puedo ni follar en sueños!

Por eso te he llamado esta mañana. He esperado con los ojos cerrados a que descolgaras para inundarme en tu voz, todavía medio dormida, ¿quizá borracha? Da igual. Te lo cuento todo como quien se confiesa al cura. Y vas tú, puta desgraciada, y me cuentas que también has tenido un sueño, había unos amigos y te abrías sin dudarlo al primero que te invitó a un tequila. ¿Lo has soñado, querida? ¿O me la has vuelto a pegar? Elegiré creerme tus palabras pero ven corriendo y vuelve a susurrarle guarradas a la almohada.


                                                                                                                                           Rosa


P.D. Después de un pequeño periodo de ausencia (no diré de descanso, porque he ido de cráneo) vuelvo con la última tarea del taller. Esta vez los deberes consistían en escribir un texto de 250 palabras atando los cabos que dejan sueltas un par de canciones: "4th time arround" de Bob Dylan, y "Norwegian Wood" de The Beatles; os dejo los links abajo. Bueno, sólo decir que me salté un poco a la torera la historia de las canciones. Escribí lo que me evocaban y me ha gustado el resultado, cosa que pocas veces puedo decir.






jueves, 3 de mayo de 2012

Historias del Vacío.


Se oye un traqueteo irregular por toda la casa, que para de pronto, se escucha como se rasga un papel y un suspiro. N escribe todavía con máquina de escribir, en el fondo sabe que es una tontería; pero piensa que las musas tienen más posibilidades de visitarla así, aunque últimamente no consiga escribir nada.
No es su día, se hace un café y se recuesta en la silla, apoyando las botas sucias sobre la mesa. Son las cuatro y media de la tarde y hace poco que se ha despertado, las cortinas están echadas y su piso parece amarillento. Se enciende el cigarro con un viejo Zippo, porque siempre ha pensado que los cigarros saben mejor si se encienden con un Zippo. Aunque la verdad es que lo hace porque así siente ligada al pasado. Le gustan las cosas viejas, es una forma de crearse raíces.
N mira su máquina de segunda mano con odio, entre bocanadas de humo. No tiene nada qué contar, esa es la verdad. Una verdad que la atormenta. No tengo raíces ni nada que contar, estupendo. Tampoco parece tener nada mejor que hacer. Mira la taza vacía y piensa en estrellarla contra el suelo. En vez de eso prefiere ponerse la chupa de cuero negro y salir a la calle, con el único fin de no sentirse rodeada de su fracaso. Quién sabe, con suerte tal vez encuentre algo que contar. Alguna vez tiene que ocurrirle algo. Algo que realmente valga la pena contar, ¿no?



Maloles.

PD: Os presento a N, mi nuevo personaje. Espero que no os caiga mal, sé que al final le cogeréis cariño. Protagonizará la serie "Historias del vacío", o eso pretendo... si la vagancia no puede conmigo.

jueves, 19 de abril de 2012

Amores platánicos



          – Me he enamorado de una mujer.
¿De otra? ¿Y cómo es esta vez la diosa?
Preciosa.
Como siempre, hasta que las conozco; y su cabello de oro... resulta ser el tinte número 3 del súper.
Esta vez es rubia de verdad. Además es tímida, inteligente...
¿Cómo sabes tú eso?
Simplemente lo sé. No he hablado con ella... pero estaba leyendo a Sartre en la escalera y...
En la escalera... no será el hijo de la vecina del quinto que ha vuelto de Francia muy desnutrido y un tanto amanerado.



                                                                                                Rosa 



P.D. Ahí van mis 100 palabras de... ¿amor?  Esta vez y sin que sirva de precedente voy a dedicarlas a Alex Cantó, que ha sido la musa indiscutible de este juego de palabras. Si bien debo aclarar, en honor a la verdad, que él tiende más a centrarse en féminas comprometidas o poco interesadas en el género masculino.

lunes, 16 de abril de 2012

Una carta para ti.


Mi amor,

Empezaré pidiendo perdón por todas aquellas veces que tus “tequieros” no han sido correspondidos. No es falta de sentimiento, si no el convencimiento de que para contestar un rancio “y yo también”, no es preciso turbar el silencio.
Pero no es excusa, podría ser yo la que pronunciase esas dos palabras, y ser tú el que sonriese callando. Y no es así. Y lo siento.
De nuevo, no es que no sea cierto. Son las palabras; las que se van amontonando en mi estómago para subir desordenadamente por mi garganta, y quedarse atascadas en la lengua; las que no pueden salir, porque mi cabeza no puede dotarlas de coherencia.
Sé que no es difícil ordenar un “te quiero”, pero yo quiero algo más que eso, algo mejor, más complejo, y más sencillo a la vez, una verdad absoluta. Quiero algo que te merezcas. Quiero algo que se parezca más a ti, y a mí. Aunque no sepa como hacerlo.

Todo esto es para explicarte por qué te estoy escribiendo. Esto es una carta de amor. Y no va a ser perfecta, como yo tampoco lo soy. Pero si aún así, aquí sigues, espero que te guste.

Mi amor, no puedo decirte que seas la razón por la que me levanto cada mañana. Hay mil asuntos que requieren mi atención, y no creo que sea sano que uno sólo sea el que motive mi existencia.
Pero sí eres la razón por la que cada mañana sonrío al despertar. Eres el que dibuja una sonrisa en la comisura de mis labios cuando parece imposible lograrlo, en esos sombríos despertares.
Eres la razón de que los domingos por la tarde hayan dejado de ser los días más tristes y oscuros del mundo. Me has hecho ganar un día a la semana; y no solo eso, lo has llenado de alegrías y de buenos recuerdos. Así has aliviado el peso que soporta el final de la semana, y la asfixia que me provocaba.
Excepto ciertos reductos insalvables, has hecho desaparecer la tristeza de mi vida. Y si  llega, melancólica y rencorosa por haberla destinado al destierro; consigues espantarla. ¿Tú crees que todo esto cabe en un “gracias”?

Mi amor, a tu lado el mundo es más brillante. Nunca había reído desde las entrañas, o desde donde quiera que nazca la felicidad, para expresarla a carcajadas. Tampoco se me había turbado la vista por una caricia inesperada; ni había sentido una explosión en mi cabeza por una simple mirada. Sin ti, no hubiese podido descubrir los matices de un silencio, ni la belleza de un instante. Nunca hubiera imaginado imposibles para después alcanzarlos, ni dejado de dar sueños por perdidos. Nunca habría rozado el cielo con los dedos.
Puede que “me haces feliz” sería algo que podría decirte, pero me parece injusto acotar tan descaradamente en tres palabras todos los sentimientos que desencadenas.

Mi amor, si tú te fueses, la vida seguiría, no voy a negarlo.
Pero quedaría desteñida y sin contenido. Sería una vida plana y sin sobresaltos, sin sueños ni deseos que cumplir. Sería una vida de recuerdos, centrada en el pasado, carente de ilusión, indiferente al porvenir.
¿Entiendes ahora que nunca hayas oído “no puedo vivir sin ti” de mis labios?
Porque sí sé hacerlo, lo he hecho todos estos años. Y podría volver hacerlo, aunque a un precio demasiado elevado.

Mi amor, ¿para qué prometerte remover cielos y tierra? ¿Para qué la luna y para qué las estrellas? No puedo prometerte lo que sé que no voy a poder darte. No voy a colmarte de amores imposibles en los que escudar una cobarde huída más tarde, cuando la mundana realidad nos alcance.
Prometo, en cambio, acompañarte en un piso sin calefacción en invierno, y prometo aguantar haya o no dinero. Y besarte, aunque la fiebre abrase tus mejillas; y encarar a tu lado las adversidades. Prometo compartir paraguas en un día de lluvia, aunque terminemos mojándonos de todas formas.
Y, ante todo, prometo quererte. Quererte todos los días, aunque no te lo repita constantemente. Supliré mediante mis actos la carencia de palabras. Prometo hacerlo.

Mi amor, ahora, ya sabes que hay detrás de todos mis silencios.



PD: Ale, ya está. Sí tengo corazón, aquí esta. Siento que sea tan larga... Rose escribirá en breves, cuando termine con sus quehaceres mundanos, no es que yo sea una blogacaparadora. (Que puede que también)

viernes, 13 de abril de 2012

La verdad sobre los cuentos de hadas


Él era una estrella del porno gay. Ella, la diva del sexo amateur en Internet.
Con el sonido de la claqueta, él venció su timidez para invitarla a un café que ella aceptó, mientras se limpiaba restos de fluidos de la cara. Fueron felices como en los cuentos: Amor sin carne.
No comieron perdices. Cuales perversas madrastras, sus respectivos representantes los amenazaron con el fin de su carrera. Él eligió servir de estandarte en todas las manifestaciones de un orgullo que le era ajeno. Ella acabó casada con un magnate del petróleo americano con disfunción eréctil.
                                                                                                               
                                                                                         Fueron infelices para siempre.
Maloles.



PD: Una historia de amor en 100 palabras. Me he dado cuenta de que escribir aquí abajo "espero que os guste" es absurdo, porque lo normal es que ya lo hayáis leído. Así que ... ¿espero que os haya gustado?