lunes, 16 de abril de 2012

Una carta para ti.


Mi amor,

Empezaré pidiendo perdón por todas aquellas veces que tus “tequieros” no han sido correspondidos. No es falta de sentimiento, si no el convencimiento de que para contestar un rancio “y yo también”, no es preciso turbar el silencio.
Pero no es excusa, podría ser yo la que pronunciase esas dos palabras, y ser tú el que sonriese callando. Y no es así. Y lo siento.
De nuevo, no es que no sea cierto. Son las palabras; las que se van amontonando en mi estómago para subir desordenadamente por mi garganta, y quedarse atascadas en la lengua; las que no pueden salir, porque mi cabeza no puede dotarlas de coherencia.
Sé que no es difícil ordenar un “te quiero”, pero yo quiero algo más que eso, algo mejor, más complejo, y más sencillo a la vez, una verdad absoluta. Quiero algo que te merezcas. Quiero algo que se parezca más a ti, y a mí. Aunque no sepa como hacerlo.

Todo esto es para explicarte por qué te estoy escribiendo. Esto es una carta de amor. Y no va a ser perfecta, como yo tampoco lo soy. Pero si aún así, aquí sigues, espero que te guste.

Mi amor, no puedo decirte que seas la razón por la que me levanto cada mañana. Hay mil asuntos que requieren mi atención, y no creo que sea sano que uno sólo sea el que motive mi existencia.
Pero sí eres la razón por la que cada mañana sonrío al despertar. Eres el que dibuja una sonrisa en la comisura de mis labios cuando parece imposible lograrlo, en esos sombríos despertares.
Eres la razón de que los domingos por la tarde hayan dejado de ser los días más tristes y oscuros del mundo. Me has hecho ganar un día a la semana; y no solo eso, lo has llenado de alegrías y de buenos recuerdos. Así has aliviado el peso que soporta el final de la semana, y la asfixia que me provocaba.
Excepto ciertos reductos insalvables, has hecho desaparecer la tristeza de mi vida. Y si  llega, melancólica y rencorosa por haberla destinado al destierro; consigues espantarla. ¿Tú crees que todo esto cabe en un “gracias”?

Mi amor, a tu lado el mundo es más brillante. Nunca había reído desde las entrañas, o desde donde quiera que nazca la felicidad, para expresarla a carcajadas. Tampoco se me había turbado la vista por una caricia inesperada; ni había sentido una explosión en mi cabeza por una simple mirada. Sin ti, no hubiese podido descubrir los matices de un silencio, ni la belleza de un instante. Nunca hubiera imaginado imposibles para después alcanzarlos, ni dejado de dar sueños por perdidos. Nunca habría rozado el cielo con los dedos.
Puede que “me haces feliz” sería algo que podría decirte, pero me parece injusto acotar tan descaradamente en tres palabras todos los sentimientos que desencadenas.

Mi amor, si tú te fueses, la vida seguiría, no voy a negarlo.
Pero quedaría desteñida y sin contenido. Sería una vida plana y sin sobresaltos, sin sueños ni deseos que cumplir. Sería una vida de recuerdos, centrada en el pasado, carente de ilusión, indiferente al porvenir.
¿Entiendes ahora que nunca hayas oído “no puedo vivir sin ti” de mis labios?
Porque sí sé hacerlo, lo he hecho todos estos años. Y podría volver hacerlo, aunque a un precio demasiado elevado.

Mi amor, ¿para qué prometerte remover cielos y tierra? ¿Para qué la luna y para qué las estrellas? No puedo prometerte lo que sé que no voy a poder darte. No voy a colmarte de amores imposibles en los que escudar una cobarde huída más tarde, cuando la mundana realidad nos alcance.
Prometo, en cambio, acompañarte en un piso sin calefacción en invierno, y prometo aguantar haya o no dinero. Y besarte, aunque la fiebre abrase tus mejillas; y encarar a tu lado las adversidades. Prometo compartir paraguas en un día de lluvia, aunque terminemos mojándonos de todas formas.
Y, ante todo, prometo quererte. Quererte todos los días, aunque no te lo repita constantemente. Supliré mediante mis actos la carencia de palabras. Prometo hacerlo.

Mi amor, ahora, ya sabes que hay detrás de todos mis silencios.



PD: Ale, ya está. Sí tengo corazón, aquí esta. Siento que sea tan larga... Rose escribirá en breves, cuando termine con sus quehaceres mundanos, no es que yo sea una blogacaparadora. (Que puede que también)

7 comentarios:

  1. Es la carta de AMOR más bonita que he leído nunca.
    bravojoder

    Un batido de fresa
    con Nata

    ResponderEliminar
  2. Es la carta de AMOR más bonita que he leído nunca.
    bravojoder

    Un batido de fresa
    con Nata

    ResponderEliminar
  3. Es la carta de AMOR más bonita que he leído nunca.
    bravojoder

    Un batido de fresa
    con Nata

    ResponderEliminar
  4. Parece mentira que sea la misma persona la que ha escrito como historia de amor la entrada anterior y esta carta.Como alguien que yo me sé diría,puede que sea un poco para adolescentes hormonadas,pero a mi me encanta,tengo 15 años,es lo que toca.

    ResponderEliminar
  5. Escribes con sentimiento, pero desde la parte racional del interior. Ha habido fragmentos en los que he sentido muy identificada. Y, créeme, que el lector simpatice con los personajes no es algo que se consigua todos los días. Espero leer más cartas de amor que contengan ese estilo tan diferente que tanto me gusta :)

    "La verdad sobre los cuentos de hadas"... En tan pocas líneas y lo dices todo. He adorado esa entrada.

    ¡Un beso muy grande!

    ResponderEliminar
  6. Ah, sí, las cartas de amor me son tan familiares... yo hace poco le escribí una a alguien que ni siquiera sabe de mi existencia, pero lo hice desde dentro, como tú. Es una pena que nunca sea recibida y leída por quien anhelamos.

    ¡Un saludo!

    ResponderEliminar
  7. Rompes los esquemas de lo que sería una pastelosa declaración de amor y la tiñes de verdades como puños. Me ha gustado muchísimo, decir las cosas como son debería ser el pan nuestro de cada día y sin embargo vivimos a base de ilusiones vanas y palabrería sin razón.

    ResponderEliminar